Una más
Azafrán volvió hacia aquél rincón
en el que la médico seguía hablando entre susurros ininteligibles de otra
lengua con su reencontrada compañera artificial. La loba observaba el
reencuentro expectante, meneando la cola.
- Verás, como bien ha dicho mi
compañero, la idea de quedarte aquí es candidata favorita a la peor idea del
siglo. Te buscarán y te encontrarán sin problemas. Esconderte aquí y entregarte
es la misma mierda. Y, si no quieres eso, deberías venir con nosotros. Somos tu
única opción – Azafrán sopesó por un instante el sentimiento de duda que le
devolvían aquellos ojos turquesa sin pupila –. Sí, sé lo que piensas. Podríamos
detenerte y entregarte. No es que sea una idea sin fundamente, pero no son esas
nuestras intenciones en estos momentos. Tendrás que darnos un voto de
confianza.
TinHinan agachó la cabeza,
sacudiéndola en un gesto poco convencido.
- No tengo nada que ofreceros a
cambio. Na-da. No quiero estar en deuda con…
- ¿No eres médico? – Rischa se
apresuró a interrumpir.
- Lo soy.
- ¡Pues con eso nos pagarás! – en
boca del muchacho las cosas siempre parecían fáciles – Nos acompañarás y
trabajarás para nosotros, remendándonos lo que haga falta. ¿Eso te parece bien?
- Es un trato justo – apuntó la
piloto, en apoyo a su socio.
***
Ayudados de un carro recogieron
las pocas cosas que TinHinan llevaba consigo y se dirigieron al muelle en el
que el transbordador esperaba, rellenando su vientre de combustible.
- Bienvenida al Flying Mariposita
– Azafrán esbozó una sonrisa de orgullo mientras se cobijaba bajo la sombre de
la nave.
TinHinan observó con los ojos muy
abiertos aquel modelo obsoleto de transbordador. Viejo, cascado y chapado a
remiendos por todas partes. Un transporte poco seguro para paseos
intergalácticos y un féretro feo y hostil si un viaje acababa en tragedia.
- ¿En serio esa cafetera voladora
es capaz de surcar el espacio? – ladeó la cabeza en un gesto de incredulidad.
Su pregunta, aunque dolía como un puñal, no albergaba malicia alguna.
Simplemente nacía de la duda, más que razonable, que crecía en la cabeza de la
médico.
- ¿Que le has llamado QUÉ COÑO a
MI transbordador?
Azafrán paró en seco y se volvió
con una mirada rabiosa. Su compañero se apresuró a ponerse entre ambas. Azafrán
no sólo estaba dispuesta a matar por su nave. También estaba dispuesta a matar
por el honor de su nave. Y, aunque
era verdad que el Flying Mariposita bien podría ser una cafetera voladora, nunca
nada ni nadie se lo haría ver a su orgullosa capitana.
***
- Yo no tengo nombre, así que
llámame como quieras – Azafrán accionaba botones y pequeñas palancas, a lo que la
nave respondía iluminando el cuadro de mandos y sacando al motor de su letargo.
- Para mí es Azafrán… – apuntó el
muchacho – mira, puedes sentarte ahí. Sujeta bien al chucho – Rischa señalaba
un pequeño saliente con arneses.
- Aquí el bocazas es Rischa –
apuntó la piloto sin volverse.
- Encantada, me llamo TinHinan –
contestó mientras se ajustaba las cinchas y abrazaba a Kella contra su pecho con fuerza. Azafrán
siguió hablando.
- Regla número uno, la regla de
oro: YO ESTOY AL MANDO. Si me muero, y sólo si me muero, lo está Rischa. Si
pierdo el conocimiento, enloquezco o me da un maldito ictus, sigo estando al
mando. ¿Queda claro?
- Clínicamente muerta. Entiendo
el concepto – respondió TinHinan con un gesto de asentimiento.
- Genial, pues sentad el culo y
agarraos bien. Os habla vuestra capitana sin nombre. Nos vamos al espacio,
donde la temperatura media será de -266 ºC salvo cuando nos acerquemos a alguna
estrella. En aproximadamente dos horas se servirá la cena en el salón comedor. Sean
buenos, mantengan los miembros dentro del transbordador y todo irá bien.
Dios, me encanta Azafrán... A ver quién se atreve a llevarle la contraria. ¡Yo no!
ResponderEliminarMe recuerda a Han Solo. Parece que nada le importe, salvo la mercancía, el trabajo, y mantenerse al margen de cualquier cosa que suene a líos. Pero en el fondo... Ah, en el fondo no es tan pasotilla ^^
Adoro a éste trío, en serio. ¡Siempre se me hace corto todo lo que publicas!
Cuando la seguridad de todos depende de una sola mujer... ¡no merece la pena arriesgarse!
EliminarAdemás Azafrán es consciente de que el business en el que trabaja es peligroso, por eso procura enredarse en el menor número de problemas posible.
Te vas a hartar, porque tienen aventuras para rato... y eso me encanta =3