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Hadas de las estaciones (Osen - SolerS Alyss)

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Las hadas de las estaciones son las encargadas en la naturaleza de extender los cambios sobre la tierra, avisando siempre a los animales y plantas de lo que les deparan los próximos meses. Todas son chicas, nacidas de las cuatro grandes Madres Estaciones: Madre Primavera, Madre Verano, Madre Otoño y Madre Invierno. Bajo la apariencia de doncellas, consagran su vida a la importantísima labor del cambio de las estaciones. Osen es una de las hijas de Madre Otoño, que habita en la zona entre el Mar Caspio y el Mar Negro.

Primer contacto

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Rachelle: ¿No te dijeron que era peligrosa? Herbert: Me gusta el peligro... no, en serio. Ha sido un descuido. Rachelle: Has tenido mucha suerte. La próxima vez podría ser el cuello. Herbert: Creo que he aprendido la lección. No volveré a tocarla si no está sedada. Rachelle: Espero que no tenga nada. Podría haberte contagiado cualquier cosa… Herbert: Me han dicho los del laboratorio que en un par de días tendrán los resultados. He cogido muestras de todo, descuida. Rachelle: Tú también deberías hacerte un análisis. Herbert: Ya... Rachelle: ¿Volker lo sabe? Porque le va a encantar. Herbert: Yo desde luego no se lo he dicho… y prefiero no pensar en ello. Tampoco es para tanto, no es la primera vez que tengo un accidente. Es normal que se haya asustado, a mí tampoco me gustaría que me sacasen del agua para examinarme en una camilla con un foco en los ojos. Rachelle: La entiendo. Yo también odio que me saquen sangre. ¿Crees que… bue

Qué se puede hacer...

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Abda piensa... ¿Y qué puedes hacer si el hombre más guapo del mundo te mira con amor? Yo sólo sé corresponderle.

Invierno

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Había llegado el invierno y la nieve caía, densa y fría. Los árboles se helaban mientras los animales se ponían a cubierto. "Menos mal que mi semilla está a buen recaudo" - Se decía Carbonilla . "Seguro que muchas de sus hermanas están por ahí muertas del frío" "¿Qué podré llevarle para que siga germinando?" "Humm... los ciervos siempre prueban con la corteza de los árboles" " ... supongo que servirá" Y así, la pequeña duendecilla de mina siguió, hablando sola mientras buscaba víveres para que ella y su pequeña hija adoptiva pudiesen pasar el crudo invierno que se les avecinaba.

El viaje de Cyrus

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Y a Cyrus, como a todos los muchachos, le llegó su turno. Abda era más joven, y también una decisión más difícil, por lo que todavía le tocaría esperar un tiempo. Cyrus estaba inquieto y asustado. Era incapaz de compartir la ilusión de Abda, que subía y bajaba a toda prisa, cargando ropa, joyas, perfumes y todo lo que encontraba. Le ponía infinito esmero a la labor de arreglarle. - Pareces un príncipe – le dijo sonriendo. Contemplaba su obra con orgullo sin límite. Su hermano era el hombre más hermoso del mundo, e iba a demostrarlo. A una semana de viaje, no sabía muy bien en qué dirección, pero estaba seguro de que Cyrus iba a dejar el listón muy alto. Compadecía al hombre o mujer al que iba a visitar su hermano. Lo que iba a recibir, Cyrus no podría volver a dárselo a nadie… pero el viaje terminaría con una feliz vuelta a casa y él podría volver a abrazarlo cada noche.

Confío en ti para esto

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Una mujer alta y delgada como una modelo vino a por mí a la estación. me condujo hasta el hotel y luego de dejar mis cosas me llevó a aquella horrible nave. Era medio piscifactoría, medio matadero, medio piscina municipal de barrio pobre... Volker: ¡Herbert! Herbert: ¿Volker? No había reconocido su voz en la llamada, pero al verle supe al instante quién era. Volker Riedel, habíamos sido compañeros en el instituto. Era uno de esos chavales que no son ni amigos ni enemigos… de manera que no había vuelto a saber de él desde que pasé a la Universidad. Volker: ¿Qué tal el viaje? ¿Vienes muy cansado? Apuesto a que sí… pero no podías resistirte, tenías que verla. ¿Verdad? Claro… es alucinante, en serio. Vas a flipar, sígueme. Habla demasiado. Volker: Mírala. Está ahí. Me asomé con el corazón en un puño, la respiración contenida. Lo que encontré allí abajo no era en absoluto lo que había imaginado. Había una red basta, y en su interior se encontraba